Aquí les presento queridos mardoqueos la reseña que le escribí a mi buen amigo y excelente artista Jim Pluk. Jim me despertó a las cinco de la mañana pidiéndome con urgencia que le presentara su nueva novela gráfica Josefina y que necesitaba el texto para las diez de la mañana. En cinco horas, tendí mi cama, leí la novela de cien bellas páginas y mientras preparaba el almuerzo pensé en cómo escribir estas palabras.
Jimpluk, en su nueva novela gráfica Josefina, baja al infierno y vuelve a respirar el aire azul de las nubes. No lo hace como Dante quien atraviesa horrendos espacios metafísicos, lo hace en la vida cotidiana. ¿Cómo uno puede temer a un demonio en su propia cocina? Narrada con el trazo sencillo del crayón de un niño, Josefina es la historia de un pequeño infierno que se vive con una pareja que más que mujer parece un demonio. Nadie quiere convivir con una mujer que se enciende en llamas cada vez que una sutileza la molesta y, entonces, el protagonista de esta historia, un hombre barbado y trabajador, encuentra que su hogar no es más un lugar de paz. Hay que escapar, pero ¿cómo?
El artista e ilustrador Jimpluk no descubre la fórmula que el Dr. Jekyll utilizaba para transformarse en monstruo, sin embargo, el protagonista de su novela gráfica tiene que afrontar las monstruosidades que hacen que el primer refugio de todos, la cama, se convierte en un campo de batalla. Josefina nos muestra cómo la cotidianidad puede ahogarse en el odio más insensato y salir de allí con la alegría de un niño. Aunque es su tercer libro publicado, esta es la primera novela gráfica de Jimpluk, en la cual llevará al lector, con humor y metáforas visuales, a descubrir el arte y la literatura en algo que parecería las paredes rayadas de un pequeño.
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