viernes, 5 de septiembre de 2014

RESEÑA: Los ingrávidos de Valeria Luiselli


Título: Los ingrávidos
Autora: Valeria Luiselli
144 página
Editado por Sexto Piso

Tiene dos hijos, el bebé y el otro que llama el niño mediano. Seca, con los afectos suficientes para alimentar a sus hijos y olvidar sus nombres, dedicada al oficio de escribir. Parece que ha comenzado a sentirse vieja porque comienza a narrar sus memorias. La protagonista de la novela (¿Valeria Luiselli? Ojalá) comienza a escribir los recuerdos de su juventud desordenada. Trabajaba en una pequeña editorial de Nueva York que anhelaba encontrar una nueva estrella latinoamericana para el primer mundo, otro Roberto Bolaño, otro salvaje y primitivo escritor con una vida tan interesante como sus escritos. Tal vez el poeta mexicano Gilberto Owen cumpla esta misión comercial. La protagonista creará un fraude literario con el fin de que su jefe decida hacer de Owen un éxito editorial.

Se me hace aburrido que los escritores escriban sus novelas sobre escritores. La protagonista de Los ingrávidos está escribiendo su propia novela (que es la que estamos leyendo). También nos encontramos con la vida de García Lorca, Zukofsky y Owen. Diré que este tipo de alusiones es un cliché para atrapar lectores ñoños. La gente libresca, o mejor, los ratones de biblioteca se codean con sus amigos muertos -los grandes autores- en este tipo de narrativas. Salen de las bibliotecas para encontrarse solos, pues no se encuentran a Federico invitándolos a unirse al bando republicano, tampoco Hemingway vendrá a socorrerlos en su ambulancia luego de que se desmayen por interactuar con gente viva. Los ingrávidos satisface la sed de leer sobre gente que lee y, para mayor riesgo, también escribe. Reproduce pequeñas y grandes mitologías que un gremio de ratones idolatran. Así que me pregunto si el éxito editorial de un libro no se debe a la satisfacción masturbatoria de un gremio de claustrofóbicos que se publican para enaltecerse a sí mismos, a sus gustos y a sus ídolos.

A medida que la protagonista escribe la novela sobre su pasado en Nueva York, su esposo mete las narices en el texto que se está escribiendo. El lector, entonces, presencia no sólo lo que ocurre en una novela, sino los problemas del autor para escribirla. La mujer es juzgada por su marido, le pregunta si eso en verdad ocurrió, le critica las grotescas imágenes que utiliza. Tantos entrometimientos convencen a la protagonista de cambiar el curso de la novela. Sin embargo, la escritura de esta novela amenaza la (poca) estabilidad familiar. El hijo mediano comienza a preguntarse por los extraños comportamientos de su padre.

El segundo protagonista de Los ingrávidos es el poeta Gilberto Owen. Su vida transcurre en Harlem igual que la juventud de la protagonista escritora. En su apartamento de Nueva York tiene tres gatos que lo acompañan en sus problemas. Los gatos son los fantasmas del futuro porque son el alma de la protagonista y sus dos hijos. Esto es lo maravilloso de esta novela, el cruce de temporalidades. Pasado, presente y futuro se hacen visitas constantes, se trastocan. La historia que iniciamos en un apartamento familiar en México también tiene un visitante del pasado, el fantasma Consincara, que conversa con el hijo mediano. Se trata de la visita de Owen al futuro, que es también su presente ¿Qué significa esta rareza? En el presente de la década de los cuarentas, Owen está conversando con uno de sus gatos y, simultáneamente, en el presente de la década de los noventas, el niño mediano está charlando con el fantasma que habita su hogar.  Se trata de la misma conversación. Valeria Luiselli logra crear la ilusión de que dos historias separadas espacio-temporalmente suceden simultáneamente. La novela es un purgatorio en que los personajes viven en dos dimensiones. Mientras un escritor mexicano lucha por sobrevivir en Nueva York, una mujer en México lucha por escribir una novela y sostener su familia. Son, sin embargo, la misma historia. La protagonista escribe la historia que Owen no escribió porque, de alguna manera, ella es el poeta mexicano.

Los ingrávidos utiliza metáforas divertidas, sobre todo cuando los niños hablan. Está escrita en cortos párrafos que intercalan historias que lograrán una ambigua unidad en la cabeza del lector. Puede llegar a ser confusa para un desprevenido. Fantasiosa para un ser apegado a la realidad. Pero logra entretener al lector con sus viajes rápidos y constantes a momentos de las vidas de sus protagonistas. 

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