Perturbación espiritual
El sultán de Marruecos, descendiente
directo de Mahoma, que se hace pasar por un ilustre líder liberal frente a los
europeos, ha notado que, desde inicios de noviembre, su adivino más confiable,
permanece inquieto y afirma que una niebla fantasmal proveniente de Colombia le
impide ver con claridad el futuro. Llegó incluso a practicar una técnica de
emergencia, aprendida por antiguos arúspices, e intentó leer el porvenir en las
entrañas abiertas de un chacal. Parece que ese fue el primer momento en su vida
en que el adivino experimentó la incertidumbre, desde entonces mantiene con
ataques de ansiedad.
Un stárets de Moscú, venerable maestro
respetado en los monasterios ortodoxos de Rusia gracias a los múltiples dones
que ha recibido del Espíritu Santo, sugirió a la feligresía que se confesara ya
que intuía un evento que podría cambiar la vida de todos de forma drástica y
peligrosa. Por supuesto, los rusos también piensan que es mejor que el diablo
nos agarre confesados, así que en este mes se ha visto las largas filas frente
a los confesionarios de las parroquias rusas.
Los gurús de la
India no han podido meditar en paz y en los templos sintoístas de Japón las
llamas de las veladoras de los ancestros han intensificado su fulgor como
queriendo advertir algo. No es casual que brujas y nigromantes del mundo
entero, sacerdotisas y rabinos de la cábala, personas con la sensibilidad un
poco más allá de los límites mortales, se encuentren sufriendo la incertidumbre
y abrumados por un oscuro sentido de la catástrofe. Los colombianos y
colombianas, acostumbrados a estos combates, podemos darles el anuncio de que
dentro de unos meses toda esa tensión espiritual desaparecerá del universo y
podremos volver a nuestras labores cotidianas, basta con esperar el resultado
de nuestras próximas elecciones presidenciales.
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