EL JAGUAR SIN PASAPORTE
La
distorsión de los medios de comunicación oficiales ha llegado a niveles tan
descarados que todavía son muchos los ingenuos que se sienten enternecidos ante
el rescate de un jaguar que realizó la Armada Nacional en el Golfo de Urabá. Los
esfuerzos del gobierno por ocultar la crisis económica y social que ha desatado
(devaluación del peso, aumento del desempleo y la violencia, etc.) ha provocado
en sus funcionarios una ceguera crónica que les impide ver las más evidentes
realidades. No sólo se niegan a ver los niños asesinados en bombardeos, ahora
se niegan a confesar frente al escrutinio internacional que los colombianos han
comenzado una migración masiva, al punto que la misma fauna ha emprendido la
fuga. Dentro de los miles de migrantes que buscan huir de la crisis podemos
contar a ese jaguar que desesperado nadaba por llegar a costas panameñas.
Cuando un
jaguar se acerca, la selva se silencia. Su poder de dar muerte es tan brutal
que todos los animales le profesan una veneración de templo sagrado. No
obstante, los jaguares han constatado recientemente que su poder de muerte ha
sido rebasado con creces por seres bestiales. No pueden competir contra la
bestialidad del gobierno y sus secuaces que han invadido las selvas para
construir megaproyectos, tampoco pueden competir contra la letalidad de los
paramilitares y los mercenarios de los narcos que han clavado sus garras en el
corazón del país. Otros ciudadanos, conscientes de estos problemas, han
intentado migrar por las vías legales, pero las filas interminables para sacar
el pasaporte y los obstáculos burocráticos para lograrlo son argumentos
suficientes para que el jaguar prefiera largarse nadando.
En las
capitales departamentales, frente a las oficinas donde se tramitan los
pasaportes, los ciudadanos acampan noches enteras a la espera de agendar una
cita, bajo el riesgo constante de que un tramitador corrupto robe su dinero.
Los desesperados amenazan con completar la travesía del jaguar o unirse a los
haitianos que cruzan el Darién. Uno de
los campistas entrevistados comentó que desea migrar dado que la cantidad
desorbitada de impuestos quebró su empresa y afirmó que: “el único
emprendimiento que se puede hacer en Colombia es emprender la fuga fuera del
país”. Otros piensan lo contrario: han montado tienda ambulante para vender
camisetas con estampado del jaguar, el animal se ha convertido en símbolo de la
lucha contra las incompetencias de un gobierno que impide la movilidad a sus
ciudadanos.
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