Este cómic es un grato homenaje a aquel habitante de calle que, durante un invierno de Buenos Aires, mientras yo vendía chocolate caliente en la acera frente al cine Gaumont, se me acercó a ofrecerme ayuda, me dio abrigo y empanadas. Además es la continuación de otro cómic que pueden leer en este enlace, aunque también pueden leerlo de manera independiente. En este anterior capítulo vimos cómo la protagonista acaba viviendo en la calle por violencia intrafamiliar, ahora sus nuevas aventuras callejeras es un cómic que espero les agrade. Si les gusta, recuerden compartirlo por sus redes y amistades.
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